Where the Water Tastes Like Wine - Análisis

Un cuento de cuentos.

Where the Water Tastes Like Wine. Análisis para PC

Hoy 28 de febrero llega a nuestros ordenadores Where The Water Tastes Like Wine (su llegada a consolas todavía está en el aire). Este peculiar título de Dim Bulb Games llega después de varios meses de misterio a su alrededor. Llega a nosotros después de haber ido soltando con cuenta gotas los nombres de algunas de las personas involucradas en su desarrollo: Sting pondría voz a uno de sus personajes, una docena de escritores (de la talla de Leigh Alexander) cedían sus plumas al juego y voces tan reconocidas como Melissa Hutchison o Cissy Jones darían vida a sus personajes.

La propuesta de Where The Water Tastes Like Wine es, desde su propia concepción, muy arriesgada y nunca antes vista. Dim Bulb Games utiliza su videojuego para trasladar la imaginería popular de todo un país; su auge, su caída y, especialmente, sus vergüenzas. La Gran Depresión, las huelgas comunistas, la marcha de veteranos de la I Guerra Mundial, la reclusión de los indios americanos o el extremo racismo de una nación que durante una década vio como sus cimientos se rompían y su nación se moría de hambre. Sin embargo, fueron años también en los que resurgió el propio concepto moderno y popular del poderío americano; de esa capacidad de lucha y de emprendimiento.

La premisa inicial de Where The Water Tastes Like Wine no es más que un gigantesco McGuffin (y más teniendo en cuenta su final) que sirve de puerta de entrada a la propuesta del estudio. Somos un vagabundo sin nombre que tenemos la mala suerte de perder una partida de cartas con un extraño ser antropomórfo de rostro lobuno y voz melodiosa. ¿Nuestro pago? Hacer una pequeña tarea en su lugar... recorrer Estados Unidos de punta a apunta y recopilar las historias de sus gentes para nuestro lobuno amo. Y sin más somos soltados en mitad de ninguna parte en uno de los estados americanos sin saber bien qué debemos hacer.
Poco a poco este desconcierto, casi como si nosotros mismos despertásemos en mitad de la nada, va dando paso a la compresión y manejo de nuestra tarea. Echamos a andar, un escueto esqueleto con un hatillo en un gigantesco mapa en tres dimensiones de los Estados Unidos, y a los pocos pasos vemos un símbolo sobre una casa que llama nuestra atención. Nos detenemos a escuchar y observar lo que sucede en esa casa; una pareja de mujeres parece intercambiar gritos y, quizás porque no lo oyes bien, algún disparo con la policía. Finalmente son arrestadas y llevada a prisión. Cuando preguntamos por su delito se nos dice que eran dos traficantes de alcohol ilegal. Nos encogemos de hombros, recogemos nuestro hatillo y seguimos caminando. Poco después escuchamos otra historia, y otra, y otra...

Nos convertimos, casi sin darnos cuenta, en bardos de tiempos modernos. Viajamos de un estado a otro recogiendo el saber popular en forma de anécdotas, historias y vivencias. Muchas de ellas pueden ser fruto de la casualidad, otras de nuestra imaginación, quizás sean historias de amor, de aventuras, de odio, de fantasmas... todo queda catalogado y organizado en nuestra memoria porque, a fin de cuentas, nuestro trabajo es recoger historias y transmitirlas. Nuestra forma de interactuar con estas historias también podrá afectar a su esencia. Si decidimos, por ejemplo, investigar una casa que parece encantada en lugar de huir de ella la historia puede dejar de ser una de terror a ser una triste historia sobre un niño abandonado.

De vez en cuando nuestro camino nos lleva a encontrarnos con otros viajeros; un crío que se ha fugado de casa, una guitarrista y cantante de blues afroamericana en las últimas, un cowboy que ya no puede trabajar porque el campo se está vallando a diario (como la terrible y maravillosa novela de McCarthy Todos los hermosos caballos), un poeta beat que huye del rechazo amoroso de su compañero... Estas historias son más profundas, más intensas y se refuerzan con cada noche que pasamos hablando con sus protagonistas. ¿Serán estas historias las que quiere el Señor Lobo? Quizás...

Where The Water Tastes Like Wine convierte el mero acto de narrar, tan profundamente humano, en su mecánica principal. Recorreremos Estados Unidos recogiendo historias (más de doscientas tenemos a nuestra disposición) de aquí y allá. Poco a poco nos vamos haciendo una idea de esa imagen social que uno tiene de todo un país; sus miedos, sus alegrías, sus historias y cuentos populares o los gérmenes de algunas de sus mayores leyendas.

El juego de Dim Bulb Games es capaz de transmitir la oralidad de la narrativa más pura como nadie ha hecho nunca antes en un videojuego. A medida que recorremos el país iremos encontrándonos en situaciones en las que nosotros mismos escuchamos, por boca de otro, una historia que nos ha pasado a nosotros mismos. Sin embargo, esta historia ha mutado, ha cambiado y ha añadido diferentes aspectos. Poco a poco nuestra primera historia de dos ladronzuelas de alcohol termina siendo la historia de dos de las contrabandistas de alcohol más famosas de la historia que tuvieron en jaque a la policía durante días. O aquella pequeña historia de una pareja homosexual en un faro deriva en una historia alrededor de un faro mágico que sólo se enciende ante la presencia del amor verdadero. Sabemos que esas historias no son reales pero las abrazamos y aceptamos sin rechistar porque nos debemos a la emoción de contar historias al amor de la lumbre.

Nuestro objetivo será recoger el mayor número posible de historias durante nuestro camino porque serán estas pequeñas historias, mutables a medida que vagabundeamos, las que nos permitirán indagar más en el pasado de nuestros compañeros de viaje. A lo largo de los Estados Unidos nos cruzaremos con personajes que, como nosotros, viajan y disfrutan de las buenas historias. Junto al fuego charlaremos y si acertamos con las historias que quieren oír nos iremos abriendo paso hasta su corazón, hasta conocer SU historia.

Son estas historias las que interesan a nuestro amo y recogerlas todas será nuestro objetivo. Si acertamos con una buena historia que además haya crecido con el paso del tiempo estaremos más cerca de ganarnos su confianza y de escuchar pedazos de su historia. No esperes escuchar los secretos inconfesables de un veterano de guerra con tan sólo un par de chascarrillos. Cada noche que logremos ganarnos su confianza nos acercará a ellos hasta que alcancemos su verdadero yo (literalmente, su figura se transformará en una alegoría de los sentimientos y miedos de nuestro interlocutor). Cada uno de estos personajes ha sido escrito por un guionista/diseñador narrativo diferente y cada uno se centra en diferentes aspectos de los Estados Unidos; su pasado militar, su racismo, su desprecio al socialismo, su hambre durante la Gran Depresión, su fe...


Continuamos hablando sobre nuestro recorrido a través de la América de la Gran Depresión y sobre el poder de las historias en Where The Water Tastes Like Wine.

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Where the Water Tastes Like Wine

Dim Bulb Games | 4 de julio de 2017
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