ELEX - Análisis

Nos adentramos en el nuevo rpg de Piranha Bytes.

Elex. Análisis para PS4, Xbox One y PC

Piranha Bytes llevan muchos años dedicados en cuerpo y alma a su visión del rpg de mundo abierto. Elex, disponible el 17 de octubre para Ps4, Xbox One y Pc, es su última propuesta y quizás el mayor ejemplo de que su visión del género comienza a estancarse.

Poco hay que decir de la compañía que creó Gothic en 2001. El estudio alemán supo revisar el concepto de rpg de aquellos años y crear uno de los títulos mejor recordados dentro del género. El abandono de la franquicia y el salto a Risen ya comenzaba a dejar entrever pequeños problemas con sus propuestas que parecían quedarse atrás respecto a otros exponentes del género. Elex demuestra que la compañía parecía atascada en el pasado.

Elex se presenta como un gigantesco juego de rol de mundo abierto que fusiona tres de las grandes fantasías ficcionales del género: un universo fantástico centrado en los Berserkers, uno de corte post-apocalíptico (desierto incluido) alrededor de los Forajidos y un tercero tecnófilo a la par que religioso junto a los Clérigos. Estos tres universos comparten Mágalan, el planeta en el que nos encontramos, con una cuarta visión del mundo claramente malvada, militarista y de corte fascista; los Albos.

La justificación, narrada en una cinemática inicial de poco brillo narrativo y vista ya anteriormente mil veces, gira alrededor del impacto de un cometa sobre el planeta Mágalan. La caída del cometa destruyó la civilización anterior y permitió que la humanidad se reestructurara de nuevo alrededor de las cuatro facciones mencionadas. El último elemento del cóctel es el «elex», una sustancia derivada de la caída del cometa que rápidamente se convierte en el combustible de la sociedad puesto que, refinado de diferentes formas, permite el uso de la magia, la tecnología o poderes psíquicos.

El peculiar gazpacho de ambientaciones que propone Piranha Bytes puede parecer interesante sobre el papel. Un escenario gigantesco, con diferentes facciones que pugnan entre sí mientras se enfrentan a un enemigo de corte militarista. Sin embargo, sobre el papel la ambientación rezuma desidia. No hay ni un ápice de originalidad en las diferentes facciones que parecen más meros reclamos publicitarios que elementos narrativos a utilizar.

Los Berserker, de aspecto medieval y lanzadores de magia, obviamente están de lado de la naturaleza y parecen un trasunto de Skyrim; los Forajidos, de estética que pretende fusionar los War Boys de Mad Max con Fallout, obviamente están en el desierto y son una sociedad sin ley y adicta a todo tipo de drogas y por último; los Clérigos, una sociedad centrada en la tecnología que veneran a un dios olvidado y que nos recuerdan a la Hermandad del Acero de Fallout. Lo único que escapa, un poco, a la mera repetición de estéticas vistas cientos de veces es la facción de los Albos, militaristas consumidos por el elex que funcionan como una suerte de mente colmena malvada. Aunque relegados a un maniqueísmo torpe, son los malos contra los que todos luchan, tienen en su seno alguna interesante reflexión pero que queda muy diluida en el despropósito generalizado del título.

No hay ninguna sorpresa en la trama de Elex. Nos metemos en la piel de Jax, un soldado Albo caído en desgracia, en su intento por descubrir por qué su propia facción le traicionó y dio por muerto. Este es el punto de partida. Hemos fracasado en una misteriosa misión secreta y tras un intento de asesinato por parte de nuestros superiores despertamos despojados de nuestro armamento, sin necesidad de consumir elex (los Albos están enganchados) y, por lo tanto, sin ninguna capacidad especial y aparentemente amnésicos en cuanto a nuestra forma física y capacidades de combate. Es una pobre justificación para convertir a un comandante de renombre en un personaje de nivel uno que debe aprenderlo todo.

El sistema de progresión es, de hecho, otro de los puntos más flojos de Elex. Piranha Bytes asienta todo sobre un esquema básico de subida de nivel seguida de repartición de puntos de características y de habilidad. Estas habilidades solamente podrán ser aprendidas a través de instructores repartidos por el mundo y requieren de un valor determinado en las características. Sobre el papel esto ha funcionado durante años pero en Elex la curva de aprendizaje y de avance no funciona del todo bien. Durante los primeros niveles no logramos aprender las habilidades necesarias porque requiere que la repartición de puntos se haga a varios niveles vista y deja poco margen para la improvisación provocando, además, que modos de juego más centrados en carisma o diálogo no funcionen porque, sencillamente, no tendremos las habilidades correctas hasta bien avanzado el juego.

El sistema de combate, un action rpg poco inspirado, refuerza el problema de los niveles. Piranha Bytes siempre ha realizado rpgs muy duros con el jugador en cuanto a dificultad pero en esta ocasión la dificultad viene más por un sistema tosco y burdo. En alguna ocasión nos derrotará el enemigo más básico porque las animaciones no están del todo depuradas o porque la lentitud y tosquedad del sistema jueguen en nuestra contra. Lo peor de todo es que una vez logramos hacernos con él y mejorar nuestro personaje estos pequeños problemas técnicos seguirán jugando en nuestra contra y complicando los combates más sencillos.


Seguimos desgranando los aspectos positivos y negativos de Elex en la siguiente página.

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ELEX

Piranha Bytes | 31 de diciembre de 2017
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